Se presentan dos hipótesis que declaran que Homo erectus evolucionó en África y se dispersó por todo el mundo alrededor de 1 a 2 millones de años atrás. Planteando que, los humanos llegaron a evolucionar de forma simultánea y en diferentes regiones del mundo, a partir de formas arcaicas. En segunda instancia, se dice que el origen reciente es en África, es decir, que existió tal evolución hace 100 a 200 mil años. Por ende, los seres humanos modernos llegaron a colonizar el resto del mundo sin llegar a mezclarse genéticamente con formas arcaicas.
El ADN mitocondrial se encuentra en el núcleo de cada célula del cuerpo humano, y por ende ha sido usado para construir árboles evolutivos. Las mitocondrias tienen su propio genoma de alrededor de 16,500 bases, el cual existe fuera del núcleo de las células. Cada genoma contiene 13 genes que codifican proteínas, 22 tARN y 2 rARN. Tienen una tasa de reemplazo, donde las mutaciones de un nucleótido es sustituido por otro; llegando a ser más alta que el ADN nuclear, lo cual hace más fácil la resolución de diferencias entre individuos cercanamente emparentados. La evidencia de dichos estudios de ADN por lo general apoyan la hipótesis del origen reciente en África, pero estas conclusiones han sido criticadas por falta de apoyo estadístico. Una posible razón es que estos estudios se han enfocado principalmente en los polimorfismos de una sección pequeña del genoma mitocondrial, llamada el lazo D, que contiene alrededor del 7% del genoma mitocondrial. La razón de la popularidad de esta región se basa en su tasa de mutación particularmente alta. Esto permite a los científicos analizar una región relativamente pequeña pero suficiente para resolver las diferencias entre secuencias estrechamente relacionadas.
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