
Ingman (2001) plantea que, una de las preguntas fundamentales que se ha hecho el ser humanos por miles de años, es el saber de dónde proviene. En los últimos cien años, los Antropólogos físicos han provisto respuestas por medio del estudio de las características morfológicas, tales como la forma del cráneo, de los restos fosilizados de los ancestros humanos y protohumanos. En los últimos 15 años aproximadamente, los antropólogos moleculares han estado comparando el ADN de humanos provenientes de regiones diversas con el fin de producir árboles evolutivos. Las mutaciones ocurren en el ADN a una tasa regular y a menudo son pasadas a los descendientes. A nivel del genotipo, estas diferencias hacen al ser humano, único. El análisis de estas diferencias muestra cuán cerca se está emparentado. Sin embargo, los diferentes métodos usados por los antropólogos físicos y moleculares han producido puntos de vista opuestos sobre cómo los humanos modernos pudieron evolucionar a partir de los ancestros arcaicos.
Fuente: http://www.actionbioscience.org/esp/evolucion/ingman.html
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